Adolphin
El término «Adolphin» hace referencia a una moneda histórica de plata de Suecia que se acuñó durante el reinado del rey Adolfo Federico entre 1751 y 1771. Se trata de una moneda de plata de 2 marcos que recibió este popular apodo debido al retrato del gobernante y a su característico diseño. En referencia al nombre oficial del monarca, la moneda se denominó popularmente «Adolphin», una práctica muy extendida en muchos países europeos para asociar las monedas acuñadas con el nombre del gobernante correspondiente. En el sistema monetario oficial de Suecia, esta moneda formaba parte de la denominada serie Carolin, que también incluía otras denominaciones. Sin embargo, el Adolphin destaca especialmente porque lleva el retrato del rey Adolfo Federico en el anverso, lo que demuestra la estrecha relación entre la acuñación de monedas y la propaganda del gobernante.
En el contexto numismático, el Adolphin es un ejemplo interesante de la acuñación de monedas en la Suecia del siglo XVIII. El reinado de Adolfo Federico estuvo marcado por tensiones políticas entre el rey y el Riksdag, así como por dificultades económicas que también se reflejaron en la acuñación de monedas. A pesar del limitado poder real, la acuñación siguió siendo un medio importante para expresar la soberanía del Estado, y monedas como el Adolphin se acuñaron con un alto nivel de artesanía. La moneda es de plata y presenta el diseño clásico típico de las monedas suecas de la época: el retrato del gobernante con su título en el anverso y, en el reverso, normalmente el escudo de armas sueco y el valor. La Adolphin se utilizaba como moneda de comercio tanto en el país como en el extranjero y era muy apreciada por su valor metálico estable y sus marcas claras.
Hoy en día, la Adolphin es una pieza de coleccionista muy codiciada, impresionante tanto por su importancia histórica como por su diseño artístico. Su periodo de acuñación relativamente corto y su conexión con el rey confieren a la moneda un estatus especial dentro de la numismática escandinava. Además, la moneda refleja la cultura política del absolutismo sueco, en la que las monedas no solo servían como medio de pago, sino también como símbolo de poder y legitimidad. El Adolphin es, por tanto, un ejemplo de una época en la que el retrato real en las monedas era más que una simple decoración: era una clara declaración política en plata.