Obol
El óbol, también conocido como obolos, es una de las monedas pequeñas más antiguas e importantes de la numismática antigua. Su nombre deriva de la palabra griega obelos, que originalmente significaba «brocheta», en referencia a la forma primitiva del óbol, cuando las brochetas se utilizaban como medio de pago primitivo antes de ser sustituidas por las monedas. Desde el punto de vista numismático, el óbol era una fracción del dracma, y seis óbolos solían equivaler a un dracma. Esta proporción se ha transmitido desde la antigüedad clásica y se refleja en numerosos hallazgos de monedas.
Los primeros óbolos se acuñaban principalmente en plata, lo que les confería un valor material relativamente alto, especialmente en las transacciones cotidianas de las ciudades-estado griegas. Con el tiempo y la creciente expansión de la acuñación de monedas, también se acuñaron óbolos de bronce para satisfacer la demanda de monedas de pequeño valor. En casos más raros, se han encontrado incluso óbolos de oro, que se acuñaban principalmente con fines representativos o ceremoniales. El patrón monetario ático, uno de los más importantes de la Antigüedad, fijó el peso de un óbolo en aproximadamente 0,73 gramos.
Además del óbolo completo, existían denominaciones más pequeñas, como el tetartemorion (un cuarto de óbolo), el hemiobolion (medio óbolo) y el tritetartemorion (tres cuartos de óbolo), que se acuñaban principalmente en plata. Estas finas gradaciones dan testimonio del sofisticado sistema monetario de la antigua Grecia y de la gran importancia de las monedas pequeñas en la vida económica cotidiana. El sistema también se diferenciaba en la acuñación de monedas de bronce: en Atenas, ocho chalkoi correspondían a un óbol, lo que significaba que también existía una estructura monetaria detallada en el sector del bronce.
Más allá de la Antigüedad, el término óbol también se utilizó en la Europa medieval. Aquí, en muchas regiones, se refería a medio penique o denario, también conocido como halbling. Este uso muestra lo profundamente arraigado que estaba el óbolo en la memoria numismática colectiva y la larga tradición que tenía este nombre de moneda en diversos sistemas monetarios. Para los coleccionistas y numismáticos, el óbolo no solo es un testimonio fascinante de la historia de la acuñación, sino también un símbolo de la sofisticación económica de las sociedades antiguas.