Sestercio
El sestercio (del latín sestertius, originalmente semis tertius = «dos y medio») es una importante moneda de la antigua Roma y desempeña un papel fundamental en la numismática para comprender la historia monetaria romana y su simbolismo social. Introducido originalmente como moneda de plata, el sestercio se convirtió a lo largo de los siglos en una moneda de bronce de gran formato que se utilizaba con fines representativos, especialmente por los emperadores romanos.
El origen del sestercio se remonta a los inicios de la República romana, alrededor del año 211 a. C., cuando se acuñó por primera vez como una pequeña moneda de plata con un valor de dos ases y medio (as = moneda básica romana de bronce). Esta base de cálculo explica también su nombre. Sin embargo, en esta fase inicial, el sestercio era más una unidad de cuenta que un medio de pago común en circulación.

Con la reforma monetaria de Augusto, alrededor del año 23 a. C., el sestercio adoptó su forma clásica como moneda grande de bronce con un diámetro de entre 25 y 35 mm y un peso de entre 25 y 28 gramos. Su valor se mantuvo en 2,5 ases o un cuarto de denario. En la jerarquía monetaria romana, el sestercio se convirtió así en una importante unidad intermedia y se utilizó ampliamente en las transacciones cotidianas, especialmente para compras de tamaño medio, como alimentos, ropa o servicios.
El sestercio adquirió gran importancia durante el periodo imperial (siglos I-III d. C.), no solo desde el punto de vista económico, sino también propagandístico. El reverso de los sestercios estaba elaborado con gran detalle y servía para transmitir mensajes políticos: imágenes de diosas de la victoria, procesiones triunfales, edificios, dioses o virtudes personificadas, como Pax, Fides o Virtus, simbolizaban el poder y los logros del emperador correspondiente. En el anverso también se representaban retratos imperiales con gran atención al detalle, lo que convertía al sestercio en un objeto valioso para historiadores y numismáticos.
Debido a la inflación y al descenso del contenido metálico de otras denominaciones, el sestercio se mantuvo como moneda estable durante mucho tiempo. No fue hasta finales del siglo III d. C. cuando perdió gradualmente su importancia debido a profundas crisis económicas y a la devaluación de la moneda, desapareciendo finalmente de la circulación. En épocas posteriores, solo se utilizó como unidad de cuenta.
En numismática, el sestercio es hoy en día de gran interés, sobre todo por el detallado diseño de la moneda y su contexto histórico. Los coleccionistas valoran especialmente las monedas bien conservadas con motivos poco comunes en el reverso o retratos de emperadores y emperatrices poco conocidos. Gracias a su tamaño y diseño, el sestercio es una de las monedas más artísticas de la numismática romana y ofrece una valiosa información sobre la propaganda, la economía y la sociedad romanas.