Sólido

El sólido era una importante moneda de oro de la Antigüedad tardía, introducida bajo el emperador Constantino el Grande alrededor del año 309/310 d. C. y que se mantuvo como moneda estable en los imperios romano de Oriente y bizantino durante siglos. En el contexto numismático, el sólido marca la transición de la acuñación romana a la bizantina y es sinónimo de continuidad, estabilidad y orden económico en una época de profundos cambios.
El solidus sustituyó al aureus, que había perdido su valor y significado como moneda de oro del Imperio Romano debido a las fluctuaciones de peso y a la inflación. La reforma de Constantino estableció el solidus como una moneda de oro de alta calidad con un peso constante de aproximadamente 4,5 gramos (1/72 de una libra romana). Su excepcional

pureza, normalmente superior al 95 % de oro fino, lo convirtió en una de las monedas más estables de la Antigüedad y la Edad Media.
La introducción del solidus formó parte de una amplia reforma económica y administrativa con la que Constantino consolidó el Imperio romano. En la vida cotidiana de los imperios romano y bizantino, el sólido se utilizaba principalmente como moneda para la facturación y el comercio, más que para los pagos cotidianos, ya que su alto valor lo reservaba para el comercio de alto valor, el pago de impuestos y la remuneración de los funcionarios y soldados.
El anverso de las monedas de sólidos solía mostrar el retrato del emperador reinante con insignias imperiales como una corona, una armadura o una corona de laurel. El reverso presentaba motivos simbólicos como diosas de la victoria, cruces, ángeles o representaciones de Cristo, especialmente en la Antigüedad tardía y la época bizantina, influenciadas por el cristianismo. Estas imágenes de las monedas no solo servían para legitimar el poder, sino también para difundir mensajes ideológicos y presentar al emperador como un gobernante elegido por Dios.
El sólido se acuñó durante más de siete siglos, de forma especialmente intensa en el Imperio bizantino. Bajo el nombre de «nomisma», siguió siendo la columna vertebral del sistema monetario bizantino hasta el siglo X. Incluso después de su desaparición gradual a partir del siglo XI, el término «sólido» siguió vivo como unidad de cuenta en Europa, por ejemplo, en la abreviatura francesa «s.» para sol o en la notación británica de libra, chelín y penique «L.s.d.». (libra, solidus, denarius).
En el contexto del coleccionismo numismático, el solidus tiene hoy en día un gran interés. Su calidad constante, sus retratos artísticos, su importancia histórica y su distribución por Europa, Oriente Medio y África lo convierten en una pieza muy codiciada por los coleccionistas. Además, el solidus es una fuente importante para la investigación sobre la economía, el comercio, la religión y la representación del poder en la Antigüedad tardía y la Alta Edad Media.

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